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Susana Sugano

Susana Sugano

Directora Académica del área de Factor Humano y Gestión Pública Escuela de Postgrado de la UPC

Con los avances acelerados de las tecnologías y la información, el big data, el Internet de las cosas, la entrada cada vez más frecuente de la inteligencia artificial, la robótica y la realidad virtual, los negocios vienen siendo afectados por la necesidad de transformación vertiginosa.

Esta transformación no es posible sin el desarrollo de las capacidades de los colaboradores, y por ello, las estrategias del factor humano deben hacer un alto para no solo pensar en el hoy, sino visualizar cuáles serán esas competencias que deberán tener los colaboradores para poder seguir siendo sostenibles y sustentables en el tiempo. Una imagen que refleja cómo es que las empresas deben encarar las estrategias de aprendizaje – a mi parecer – “es estar en la cima de la ola, y no dejar que te revuelquen”.

Según un informe de PwC, los avances que se tendrán en el 2030 apuntan a que la automatización podría afectar el 34% de los puestos de trabajo, en donde industrias como el transporte, la distribución y logística e inclusive la educación serían los más susceptibles a estos cambios.

La mayoría de puestos de trabajo que impulsarán las economías en el 2030, hoy no existen. La tecnología sigue avanzando y utiliza con mayor intensidad el procesamiento y analítica de datos, la inteligencia artificial, en donde los computadores desempeñan tareas complejas de manera eficiencia y efectiva.

Sin embargo, nuevos puestos de trabajo también se crearán en torno a la tecnología y robótica, medicina, salud, ecología, energía, sistemas financieros, entre otros. Se menciona, además, que las instituciones académicas y las empresas deberán colaborar para formar a los colaboradores con miras a la adaptación e integración hacia la digitalización inminente.

Pearson en asociación con Nesta y la Oxford Martin School condujeron una investigación en el que se discutió sobre el futuro del trabajo más allá de la automatización. Uno de los resultados es que dentro de las habilidades más requeridas cara al 2030, en Estados Unidos, se encuentran las estrategias de aprendizaje, definida como la capacidad para “seleccionar y usar métodos y procedimientos de capacitación apropiados para las situaciones que se requieren aprender o enseñar cosas nuevas.” En otras palabras, la habilidad más requerida se encuentra en la capacidad de seguir aprendiendo.

Bajo este esquema, la verdad que enfrentamos es que las organizaciones se vuelven altamente competitivas, en donde las características de las industrias y sus avances harán que las personas se vean en la necesidad de adaptarse y desarrollar nuevas aptitudes, elegir empresas innovadoras que generen compromiso a largo plazo, a reforzar el networking para aprovechar el conocimiento compartido a través de las redes profesionales que alimenten sus conocimientos, y  sobre todo, perder el miedo al cambio, y ver la transformación de las economías como oportunidades de seguir creciendo.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), a través de su Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo, ha centrado uno de sus ejes de actuación en aumentar la inversión en las capacidades de las personas de tal manera de posibilitar que las personas puedan ampliar sus oportunidades y mejorar su bienestar, no solo pensando en los jóvenes, sino también para que los adultos de edad avanzada puedan seguir trabajando hasta la edad que deseen.

Los puntos anteriores son un reflejo claro que el futuro del trabajo traerá consigo retos relacionados con la capacidad de seguir aprendiendo. No solo las empresas deberán enfocarse en desarrollar las competencias necesarias para poder prepararse para ese futuro, sino también es responsabilidad de las personas no dejar de aprender.

Conceptos como el upskilling (mejorar sus conocimientos y profundizar en ellos) y el reskilling (entrenar en habilidades distintas para poder desempeñarse en otro puesto de trabajo) son temas que se discuten hoy en las mesas directivas más allá de un plan de capacitación tradicional. Es importante reflexionar sobre la cultura de aprendizaje en las organizaciones.

Muchas de ellas siguen viendo la “capacitación” como gasto; sin embargo, no olvidemos que el contar con colaboradores con las competencias, habilidades, aptitudes y actitudes adecuadas, son la base para seguir siendo competitivos y sostenibles en contextos de cambios acelerados y complejos.

Fuentes:

https://www.pwc.es/es/publicaciones/espana-2033/assets/trabajar-en-2033.pdf 

https://futureskills.pearson.com/research/#/homescreen

https://www.ilo.org/

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